¿El tercer pilar del acondicionamiento físico?

La mayoría de nosotros sabemos que para estar saludable, necesitamos comer bien y ejercitarnos.

Pero enfocarnos en solamente esos dos aspectos podría no ser suficiente, de acuerdo a una teoría investigada – y experimentada – por el conocido antropólogo y periodista Scott Carney en su reciente libro ”Lo que no nos mata: Cómo el agua helada, las altitudes extremas y el acondicionamiento ambiental renovarán nuestra fuerza evolutiva perdida” (”What doesn’t kill us: How freezing water, extreme altitude, and environmental conditioning will renew our lost evolutionary strength”).

La teoría asegura que, además de la dieta y el ejercicio, nuestros cuerpos necesitarían estrés ambiental – como la exposición al frío y al calor – si deseamos alcanzar nuestro mayor potencial físico. Los humanos no tenían aire acondicionado o calefacción para ayudar a protegerse de las temperaturas extremas a lo largo de nuestra existencia, después de todo.

La lógica detrás de esta idea es similar a las explicaciones del porqué necesitamos comer sano y entrenar regularmente. La naturaleza es brutal, y hemos tenido que evolucionar para sobrevivir a un mundo hostil. Pero ahora tenemos mucha tecnología a la mano para mantenernos alejados de todas esas dificultades físicas.

Sin embargo, estamos construidos para movernos y para correr; ser sedentario provoca males muy peligrosos y eso lo sabemos todos. Enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes son algunas de las causas más comunes de mortalidad en estas épocas modernas.

 

Nuestros cuerpos brillan cuando ingerimos alimentos naturales parecidos a los que nuestros ancestros cosechaban y cazaban. Del otro lado, nuestros organismos sufren realmente de consecuencias negativas acumuladas cuando tragamos basura procesada. Y la verdad es que la mayoría de la sociedad estamos comiendo muy mal.

La idea detrás del acondicionamiento ambiental es la misma, tal y como Carney la describe:

”Los humanos anatómicamente modernos han vivido en este planeta por alrededor de 200,000 años. Eso quiere decir que tu compañero de oficina que pasa sentado en una silla con rueditas detrás de luces fluorescentes todo el día cuenta con básicamente el mismo organismo básico que el cavernícola prehistórico que fabricaba puntas de lanza para cazar antílopes. Para llegar de ese tiempo a la actualidad, el hombre ha tenido que vencer incontables obstáculos. Desde, escapar a depredadores hasta buscar refugios para las tormentas; pasando por congelarse en el hielo y poder respirar en sofocantes calores. No es hasta hace poco tiempo en perspectiva que la comodidad de un hogar comenzó a garantizarse. Teníamos que ser muy fuertes para sobrevivir.”

Y si bien este lujo es bastante placentero, Carney piensa que no es saludable. Si no hay obstaculos físicos, fronteras climáticas o depredadores que escapar, los humanos modernos faltan de estímulos para desarrollarse completamente.

Por supuesto, uno no tiene que estar completamente de acuerdo con esto. Imagínate, si no fuera por la tecnología y la modernidad, seguiríamos muriendo de frío en el invierno y de calor en el verano extremo.

Pero sí que existen expertos que piensan que muchas de nuestras dificultades referentes a nuestra salud física y mental tienen mucho que ver con la facilidad de la vida moderna. La ansiedad, por ejemplo, es uno de los más comunes problemas mentales modernos; y existen estudios que aseguran que solo se trata de una adaptación evolutiva que se ha salido de control.

Verás, la ansiedad es parte de la natural respuesta humana de pelear o huir ante situaciones en las que nuestra vida es amenazada. Pero la evolución ha hecho que sintamos esa horrible sensación incluso cuando hablamos en público o cuando invitamos a salir a alguien que nos gusta.

En su libro, Carney investiga la idea de que incorporar algunos retos ambientales de vuelta a nuestras vidas nos mejoraría la salud. Claro que él ha nadado en lagos congelados e introduce su cuerpo a cápsulas de hielo constantemente.

Pero tu no tienes que ir a tales extremos, puedes empezar por las tan reconocidas duchas heladas diarias. Pero hablamos de agua HELADA. Ni siquiera fría. De esas duchas que representan interminables acuchilladas mientras las recibes.

Tomar duchas frías desde ahora te ayudará a:

  • Estimular la quema de grasa.

  • Mejorar tu circulación sanguínea.

  • Acelerar tu metabolismo.

  • Mejorar tus funciones inmunológicas.

  • Incrementar tu testosterona (Hombres).

  • Mejorar la calidad de tu cabello y de tu piel.

  • Acelerar tu recuperación muscular.

  • Mantenerte alerta y enérgico.

  • Mejorar la calidad de tu sueño.

Es impresionante, ¿Verdad? Entonces, ¿Por qué casi nadie lo hace? Ya te lo dije; tomar duchas heladas es miserablemente doloroso. Sin embargo, ¿Sabes qué es muy doloroso, también? Entrenar. Durante una fuerte rutina deportiva, sudas muchísimo, te quedas sin aire y tu cuerpo te ruega que pares. ¿Y por qué sigues haciéndolo? Porque entrenar regularmente – como tomar duchas frías – te regala beneficios a largo plazo que son mucho más importantes que el disconfort momentáneo.

Al otro lado del espectro, hacer de este hábito una práctica diaria te ayudará a cultivar características psicológicas importantísimas para tu vida.

En primer lugar, te enseñará a ser más disciplinado. Sin disciplina, no podrías dejar de fumar, no podrías aprender a controlar tu temperamento, no podrías comer sanamente, no podrías dormir lo suficiente, no podrías hacer más dinero, no podrías tener un mejor cuerpo, no podrías ser una mejor persona y ¡No podrías vivir mejor!

Apenas termines esos dos minutos de sentir el frío recorrer tu cuerpo, saldrás de la ducha con una energía y determinación inigualables para enfrentar tu día. ¿Dos minutos comparados con todas las horas restantes que se sentirán mejor? No tienes que responder.

Otro aspecto mental que esta práctica ayuda a cultivar es la tolerancia. No necesito decirte que a mayor tolerancia, menor es la posibilidad de estresarse por los distintos problemas que aparecen. Recuerda esta frase: ‘‘Tu no puedes controlar lo que ocurre a tu alrededor. Lo que puedes controlar es tu reacción a dichos sucesos’’. Las duchas heladas diarias no solo mejorarán tu tolerancia al frío; mejorarán tu tolerancia en todas las áreas de tu vida.

Báñate con agua helada desde hoy y notarás los resultados con el tiempo. Vale la pena.

Author: Juan Diego Aguilar De La Riva

Apasionado del deporte y la buena alimentación. Entrenador y nutricionista deportivo certificado. Dueño y cofundador de proyectos como s’etre; centro de entrenamiento y marca de suplementos y ropa deportiva y Q’ari; snack de comida saludable. Involucrado en la industria del fitness desde hace más de una década y autor del libro/manual ”Tu mejor versión: Guía rápida en nutrición y deporte para el ciudadano común”.